CCH V
COMUNICACIÓN I.
COMUNICACIÓN I.
PROCESO DE LA COMUNICACIÓN.
Contrasta los factores que
favorecen o limitan el proceso de comunicación.
Actividades de
enseñanza-aprendizaje Lectura de los siguientes textos para comprender las
características, diferencias y relación entre los conceptos Redundancia,
Fidelidad y Barreras. Instrucciones: Lee con atención las definiciones de los
factores que favorecen o limitan el proceso de comunicación.
Elabora un
cuadro comparativo de sus características.
1)Redundancia: Cuando se habla
de redundancia se está haciendo referencia de una repetición innecesaria de
idea o información que no aportan nada a la idea que se está tratando de
transmitir en un fragmento de comunicación ya sea oral o escrita. Las
redundancias ocurren con mayor frecuencia en la comunicación oral, aunque
también se puede ver frecuentemente en la comunicación escrita. Así, la
redundancia es un error por parte del emisor, debido a que coloca palabras.
En algunas ocasiones las personas caen en
redundancias cuando intentan “adornar” sus frases o ideas. A continuación se
presentan algunos ejemplos de redundancia. ¡Cállate la boca! Cuando se dice
cállate, se entiende que se está hablando de la boca, por lo que no es
necesario aclararlo. Lo vi con mis propios ojos. No existe ningún otro órgano o
parte del cuerpo con el que las personas puedan ver, por lo que aclarar que
algo se vio con los ojos es repetitivo e innecesario, es decir, se trata de una
redundancia. Llegué a su casa y ella salió para afuera a recibirme. La palabra
salir implica que se dio un desplazamiento hacia afuera, por lo que especificar
que alguien “salió para afuera” es dar información innecesaria y repetitiva. Se
trata de un error del lenguaje.
Actividades de
enseñanza-aprendizaje Instrucciones:
2)Fidelidad: La fidelidad en
los diversos elementos de la comunicación. La fidelidad tiene una relación
inversamente proporcional al ruido. Y está claro que la principal función del
comunicador es eliminar el ruido y aumentar la fidelidad de un mensaje. Para
lograr tal cometido, es preciso realizar previamente un análisis para detectar
donde se pueden producir barreras que impidan una comunicación efectiva.
En la fuente La capacidad de
reflexión o pensamiento, puede ser el generador de fidelidad o ruido, según sea
el caso. Esta habilidad tiene que ver mucho con establecer correctamente el
propósito de nuestra comunicación y nunca perderlo de vista. Que pasaría si
nosotros mismos no sabemos con exactitud lo que queremos. Entonces, ¿cómo lo
pediríamos? Tendríamos dificultades para codificar, elegir canal y elaborar el
mensaje. La actitud es otro factor de fidelidad en el proceso de comunicación.
Se subdivide en: Actitud hacia uno mismo. Muchas veces podemos determinar
correctamente nuestro propósito, pero no estamos muy convencidos de
poderlo lograr. Ese tipo de
actitud suele afectar nuestra capacidad de expresarnos, es decir de encodificar
y hasta de elegir el canal. Actitud hacia el tema. Podemos no creer en lo que
decimos. La teoría de la disonancia cognitiva habla mucho sobre ello. Si nos
dieran a vender un refresco en caja con sabor a papaya y mango, que no nos
gusta, probablemente no elaboremos una buena comunicación. Actitud hacia el
receptor.
Entendemos esta actitud como
un sentimiento exclusivo de la fuente y que es detectado por el receptor.
El
comunicador tiene que apreciar realmente a quien lo escucha, pues aunque
codifique bien su mensaje, si el auditorio no se siente apreciado se vuelve
crítico.
El nivel de conocimiento. Si
por ejemplo, por una emergencia una radio sienta a narrar un partido de fútbol
a alguien que no sabe nada de este deporte, la fuente estaría generando un
ruido que impediría que los oyentes entiendan algo. En el codificador El ser
humano posee dos habilidades codificadoras:
Hablar y escribir. A ellas debemos
agregar nuestra capacidad de construir un lenguaje a base de gestos.
En todas estas habilidades, lo
que hacemos es transmitir signos que tienen un significado para el receptor,
campo de estudio de la semántica.
Gestos, colores, sonidos,
movimientos, olores, sabores, formas etc. ¿Qué sucede cuando estos signos no
son los correctos o están mal estructurados de acuerdo a nuestro propósito? Nos
referimos a errores gramaticales, incluyendo los ortográficos o una mala
elección de los colores en un logotipo. El resultado será que el destino le
adhiera al mensaje, un significado muy distinto al que quiso decir la fuente.
Es lo que llamamos Ruido Semántico semiótico.
Las causas de hablar o
escribir mal, pueden tener su raíz en los niveles de conocimiento, así como en
el sistema socio-cultural. Por ejemplo, la ausencia de puntuación correcta, nos
lleva a cambiar el significado de un escrito. En el decodificador Las
habilidades decodificadoras del hombre son escuchar y leer, así como
interpretar otros sistemas de gestos o señales. Un ejemplo de ruido semántico
sería que el lector de un libro otorgue un significado incorrecto a una palabra,
cambiando el sentido de la lectura. Su incapacidad de decodificar los signos
lingüísticos transmitidos, genera una interrupción en el propósito del autor
del libro. Esto puede tener su origen en el nivel de conocimiento e incluso en
el sistema socio cultural del destino. Otro problema es que, a menudo muchas
personas no conocen el significado de las simbologías existentes en letreros,
pantallas de computadoras, equipos audiovisuales etc. Habremos de separar de la
mala decodificación lingüística y, llamaremos a estos ruidos semióticos ó
semiológicos.
La habilidad del comunicador
está en usar signos no lingüísticos que sean de dominio universal. En el
destino Es muy importante conocer o predecir la actitud de nuestro receptor o
destino para garantizar la eficacia de nuestra comunicación. De lo contrario se
generan problemas de efectividad. La actitud hacia el tema suele ser la causa
de ruido en la comunicación por parte del destino. En esto entra a tallar.
Puede ser algo que no
conozcamos, pero lo aceptamos porque queremos ampliar nuestro horizonte. O
puede ocurrir al revés, porque es un tema que no entendemos, nuestro interés
hacia él es nulo. Por ejemplo, las revistas especializadas en economía, mucha
gente no las compra porque no las entiende. La actitud hacia el emisor es tal
vez la parte más importante de la comunicación moderna, y uno de los axiomas
principales de todo buen comunicador. Especialmente al tema de la credibilidad.
Todo un bien pensado,
encodificado y canalizado plan de comunicación se puede estrellar de lleno
contra la incredulidad de la audiencia, echando por la borda nuestro propósito.
La actitud negativa del destino es uno de los retos más difíciles de superar.
En el canal Si algo fallase en el espacio material por donde viaja el mensaje,
téngalo por seguro que se trata de un ruido técnico o físico.
El comunicador debe evitar el
ruido técnico, eligiendo un canal adecuado, teniendo en cuenta que: vaya en la
dirección correcta, es decir hacia nuestro destino; que no se encuentre
saturado de tal manera que pueda distraer nuestro mensaje o detenerlo; que sea
lo suficientemente rápido para satisfacer nuestros requerimientos y que no sea
susceptible de deteriorarse. Actividades de enseñanza-aprendizaje Instrucciones:
Escribe un ejemplo de fidelidad en la fuente fidelidad en el codificador
fidelidad en el decodificador fidelidad en el destino fidelidad en el canal
3)Barreras: Entendemos por
barreras impuestas a la comunicación, todos aquellos factores que la impiden,
deformando el mensaje, o obstaculizando el proceso general de ésta. Semánticas:
El emisor puede emplear palabras con determinados significados pero el receptor
puede interpretarlas de manera distinta o no entenderlas, lo cual influye en
una deformación o deficiencia del mensaje. El exceso de ruido. Un ejemplo claro
puede ser: el de una persona que quiere platicar con otra persona pero no
hablan el mismo idioma, supongamos que una habla ingles y la otra persona
Italiano entonces va haber una barrera y no se van a poder comunicar y tener
una plática. A través de los medios de comunicación de masas llamados canales:
televisión, revistas, periódicos, prensa, llegan a nosotros incontables
expresiones iguales a estas.
Cuando no precisamos el
correcto significado de las palabras orales o escritas surgen diferentes
interpretaciones, y así el receptor capta no lo que dice el emisor, sino lo que
su contexto le indique. Físicas: son las circunstancias que se presentan no en
las personas sino en el medio ambiente y que impiden una buena comunicación
como por ejemplo ruidos, mala iluminación, distancia , falta o deficiencia en
los medios que se utilizan para transmitir un mensaje: teléfono, micrófono,
grabadora, televisión., etc.. Ejemplo... Esta barrera se presenta cuando los
medios utilizados para transportar el mensaje no permiten que éste llegue
nítidamente al receptor y provoca incomunicación.
El medio es el vehículo,
instrumento o aparato que transmite la información, los medios más empleados
son:
Cartas.
Teléfono.
Radio.
Cine.
Televisión.
Periódicos.
Revistas.
Conferencias,
paneles,
debates,
reuniones,
etc.
Carteles.
Libros.
Telégrafo.
Otros casos que sirven como
ejemplo de este tipo de barrera serían: Interferencias en el radio o en el
teléfono. Fisiológicas: son las deficiencias que se encuentran en las personas,
ya sea del emisor (voz débil, pronunciación defectuosa) o del receptor
(sordera, problemas visuales.)
Un ejemplo de esta barrera
podría ser el de un trabajador y que llegue alguna persona a pedirle
información y no la puede dar bien porque tenga alguna incapacidad como el que
no escuche o que no pueda ver. Psicológicas:
Representan la situación psicológica
particular del emisor o recepetor, ocasionada a veces por agrado o rechazo
hacia el receptor o emisor. La deficiencia o deformación puede deberse también
a estados emocionales (temor, odio, tristeza, alegría) o a prejuicios para
aprobar o desaprobar lo que se dice, a que no lea lo que está escrito, no
entienda o no lea lo que oye o lee.
Ejemplo: El tono de voz del
jefe, el uso que hace del vocabulario o su falta de tacto puede hacer que un
empleado se sienta subestimado, agredido o rechazado. Siempre que se emitan
mensajes en donde se encierre una amenaza, peligro o provocación, la psiquis
del individuo producirá una barrera para repelar cualquier agresión. Son muchos
los factores que influyen en una persona que escucha para que acepte, comprenda
o rechace el mensaje que le es dado.
Algunos de ellos son: No tomar
en cuenta el punto de vista de los demás. Mostrar recelo, sospecha o aversión.
Registrar emociones ajenas al área laboral. Mostrar excesiva timidez. Emitir
instrucciones, explicaciones poco precisa y claras. Manifestar preocupación por
problemas personales.
Demostrar sobrevaloración o subestimación.
Cuando se manipula una máquina solamente se necesita apretar teclas o botones;
en cambio, cuando se establece comunicación con otras personas, es necesario
que explique, converse, observe gestos, posturas, reacciones y dejar que “ella
o ellas” le hablen.